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La agresión engendró la necesidad de defenderse y esta necesidad creó la vida y la profesión militares. Quien va contra el 5º mandamiento, "no matar", es el autor de la injuria, el agresor y sus seguidores, no los defensores. Los belicosos son soberbios, y los otros, los pacifistas, apocados; los violentos quieren todo a costa de la guerra, y los pacifistas, la paz a costa de todo.
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Colección de ensayos originales sobre la Cuestión Malvinas por parte de Enrique Díaz Araujo, quien es, probablemente, el mayor conocedor de la bibliografía general del tema. En la primera parte del libro, el autor ofrece un detallado índice de 1614 obras editadas en español y en inglés sobre el tema.
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Sin StockPolítica y Sentido de la Historia
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El lector tiene en sus manos no un ensayo histórico aunque lo suponga conocido, sino un estudio teórico-crítico de la concepción liberal de la realidad y del hombre que ha impregnado el mundo en los últimos tres siglos. Como lo muestra el autor, el liberalismo no es sólo un sistema político, una economía o una filosofía de la historia, sino una concepción totalizadora de lo real caracterizada por la autosuficiencia del hombre y de su mundo. El liberalismo es anticristiano como lo es el liberalismo llamado “católico”. La torre de Babel (Gn 11,1-9) simboliza el alejamiento de Dios y el compromiso y componenda con el mundo hostil a Dios. Al edificar la torre babilónica, Yahvé confundió las lenguas de los pueblos, lo que simboliza la disolución y el caos: Babel, contrapuesta a la torre de Dios donde cada uno tiene preparada su morada (Jn 14, 2). Autosuficiencia del desorden global del mundo, genial y proféticamente simbolizada por Bruegel el Viejo en su cuadro La torre de Babel.
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El autor encara el clásico tema del alma en dos planos: el de la filosofía Qué ofrece su aportación (ratio) sobre el sentido metafísico del alma humana y el de la teología (fidei) que ofrece el contenido de la Revolución; como enseña Juan Pablo II, “sin la aportación de la filosofía no se podrían mostrar sentidos teológicos (Fides et ratio, nº101); de análogo modo, sin la teología no se podrían ilustrar las verdades de la filosofía. La existencia del alma, su naturaleza, sus facultades, su inmortalidad, el alma separada son iluminadas por la fe que cura y salva la naturaleza como naturaleza. Por eso el autor medita el tema propuesto en los dos planos que, sin confundirse, se unen en armónica unidad; dice Juan Pablo II “una está dentro de la otra y cada una tiene su propio espacio y realización” (ib. Nº17). Fundado en esta verdad esencial, frente al relativismo y el nihilismo actual, revive los temas sobrenaturales de la imagen de la Trinidad e el alma, la vida cristiana, la bienaventuranza y la Virgen María madre del Redentor; y distingue la contemplación sobrenatural imperfecta en esta vida, la contemplación perfecta del alma salvada, la contemplación suprema de María y la contemplación absoluta que solo existe en Dios Uno y Trino. El autor desea fervientemente servir a los jóvenes, todos capaces de progresar en su vida interior.
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Sin StockDevocionario de la familia con apéndice para ejercicios espirituales.
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De la Revolución Cultural a la Revolución Desatada. Tal es el contenido de este volumen de nuestra serie. Dos Iglesias se enfrentarán en su transcurso: la fiel a Roma y la cismática. La caída de la monarquía constituirá un momento capital. Las fascinantes figuras de los grandes revolucionarios, Marat, Danton, Robespierre, Babeuf, y varios más, se nos mostrarán conduciendo el carro de la Revolución. La hemorragia del pueblo católico no tendrá límites. Se trató nada menos que de la implantación de una nueva religión que vendría a sustituir la verdadera, con la consiguiente laicización y ulterior nueva sacralización revolucionaria de los recintos, fiestas y símbolos sagrados. Constituyó, de hecho, uno de los grandes eslabones de la Revolución anticristiana. La Revolución francesa, que tuvo pretensiones ecuménicas, dejó una pesada herencia histórica. Uno de sus vástagos predilectos fue la revolución soviética. Pero también llegó hasta nosotros, impregnando el pensamiento de algunos de nuestros llamados “próceres”, en oposición a la tradición greco-latina e hispánica que nos había gestado.